Aparecen los pederastas por todas partes, últimamente como entrenadores de atletas infantiles y juveniles de élite. Por internet o a las puertas de los colegios. Es una plaga que antes se ocultaba, pero que comienza a denunciarse, por fin.
Lo infame es que en una zona de España, Galcia, haya quien presenta al pederasta como un encantador personaje folclórico, y que los nacionalistas lo adopten como signo de diferencia y de identidad.
Convertir a un pederasta en un ser que atrae niños no es inocente. Tiene que haber pederastas detrás de la creación, recreación o utilización de un personaje llamado Apalpador que pretende sustituir la las figuras navideñas, Reyes Magos o Papá Noel…
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