Ahora que parte de los políticos españoles quiere cambiar la Constitución, y algunos crear otra entre comunista y bolivariana, deberíamos recordar que para nosotros es como la penicilina, que corrigió la historia de la humanidad al salvar cientos de millones de vidas desde su descubrimiento por Alexander Fleming en 1928.
Infinidad de tribus antiguas utilizaban como cura los mohos de alimentos fermentados, pero, al no estar investigados y aislados, su aplicación era labor de brujos, como brujos de la democracia, ante una moderna, eran los griegos antiguos.
Cuando se descubrió la bioquímica de la penicilina cambió este mundo en el que las familias llegaban a tener una docena de hijos de los que moría más de la mitad de tuberculosis, otros males contagiosos y epidemias.
La Constitución de 1978 fue la penicilina de España, un país enfermo, además de físico, moral, heredero de una dictadura…
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