Todas las organizaciones políticas poseen héroes y mártires que integra en un santoral para que sus ejemplos inspiren a las generaciones venideras.
Los partidos democráticos españoles pueden aportar numerosos nombres de esos notables, sobre todo víctimas de ETA; pero sin asesinatos terroristas desde hace seis años, el PP tiene ahora en Rita Barberá una heroína para iluminación de sus militantes.
Por eso se presenta el fallecimiento con el corazón roto de dolor de la exalcaldesa de Valencia como consecuencia del linchamiento ordenado por otros partidos, sumando a una siniestra cacería periodística.
La muestran como mártir, casi como santa, pero los populares fueron quienes la abandonaron indefensa para que sufriera las denuncias de corrupción que debían dirigirse a toda la organización, y de la que ella, por lo que parece, no se benefició personalmente…
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