Las carantoñas que Donald Trump y Vladimir Putin se hacen desde hace dos años, cuando el futuro presidente estadounidense anunció que se presentaría para el cargo, parecen ser el principio de un cambio de tendencia en la geopolítica mundial.
Rusia podría dejar de ser el enemigo principal de EE.UU., que le pediría a la UE y la OTAN no aislarla con nuevas adhesiones de su cinturón europeo, como hasta ahora.
Por lo que deberán permitirle mantener su influencia sobre algunos satélites o países de la desaparecida URSS, como Bulgaria, que ingresó en la Unión en 2007, y Ucrania, levantándole las sanciones impuestas por invadir Crimea.
Esa parece ser la estrategia de Trump, que rompe con la hostilidad mutua nacida tras la II Guerra Mundial entre la exURSS…
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