Nadie ama más al toro que nosotros, dicen los toreros, y Pedro Sánchez ha repetido la frase aplicándosela al PSOE, pero son amores que matan.
El secretario general socialista expulsado hace un mes anuncia que luchará por volver al cargo, que es advertir que tornará con el verduguillo con el que los malos toreros rematan a los toros agonizantes.
El cronista nunca fue a los toros, pero sabe que el lenguaje de sus ritos simboliza el drama de la vida y de la muerte humanas, y que son también aplicables a los partidos políticos.
Este torero bonito, pero bronco y chulesco, que fue incapaz de torear con la espada, este “Pedro El Guapo”, que dirían los carteles taurinos, no soporta la humillación de su derrota.
Lo depusieron por imitar a los podemitas, por dejarse humillar por ellos y aun así, en su ambición por ser expresidente de gobierno, les pidió matrimonio y quería…
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