Pedro Sánchez está muerto y no lo sabe. O quizás, tozudo como es, no quiera saberlo. No ve que todos los medios informativos, de derechas e izquierdas, le han expedido el certificado de defunción.
Ni uno solo medio español lo defiende, y el periódico y la emisora de radio que orientaron la política española durante 22 años de mandatos socialistas le exigen que dimita.
Es un difuntito, como las figuritas mexicanas de dentro de un mes, la Noche de Todos los Santos, el Halloween celta y el Samhain celta y gallego.
Pero un muertecito real que comenzó a descomponerse, y que cuanto más tiempo pase sin enterrar, más electores huirán del hedor con el que corrompe al PSOE….
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