Hay textos fundamentales que explican qué está pasando por el mundo, y que incluso avanzan qué pasará, como el que vaticinaba en los 1990 las nuevas guerras islamistas, convencionales y terroristas, continuación de las constantes desde la creación de la religión hace quince siglos y entre las que debe situarse la masacre de Niza.
En “El choque de civilizaciones” (Paidós), el catedrático estadounidense Samuel P. Huntington (1927-2008) refutaba la teoría de su alumno Francis Fukuyama del Fin de la Historia tras el hundimiento del comunismo en Europa: la historia sigue viva.
Hungtinton estudiaba cómo interactúan las civilizaciones. Y lo mismo que advertía del choque cultural entre anglos e hispanos en EE.UU., como vemos ahora con Donald Trump, advertía que siempre hubo colisiones violentas entre el mundo cristiano, ahora liberal y pasivo, y el musulmán, con masas activas, abocadas nuevamente al fanatismo.
Un islam que se enfrenta también a otras culturas fronterizas –hindú, sinesa, budista, entre otras–, y también consigo mismo: son las guerras perennes iniciadas con Mahoma o inmediatamente después entre sus sectas, especialmente sunita y chiita, por razones tribales, dinásticas y teológicas.
Cultura occidental e islámica tienen formas de entender el mundo muy diferentes, incluso…
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