Es posible que si resulta imposible formar un gobierno constitucionalista dirigido por el PP, con sus 123 diputados, o por el PSOE, con los 90 suyos, el Rey les invite a estudiar una tercera vía: una coalición presidida por Albert Rivera, de Ciudadanos.
Si los dos partidos históricos estuvieran de acuerdo, y con 253 diputados, más de dos tercios del Parlamento, podrían afrontarse las reformas constitucionales necesarias para la estabilidad del país otros cuarenta años más.
España se enfrenta a dos problemas fundamentales: que se tambalee la recuperación económica con la incertidumbre generada por Podemos, un antropófago de la izquierda clásica, y el separatismo de numerosos catalanes que se contagia a otras regiones.
En sus dos mandatos, 2004-2011, Rodríguez Zapatero se entregó a los populismos y revanchismos, contaminó al PSOE y lo dejó preparado para ser devorado por la izquierda radical que alimentó, labor que continúa su actual líder, Pedro Sánchez…
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