En numerosos lugares de España donde hay una fuerte implantación nacionalista o de la ultraizquierda las elecciones de este domingo no fueron absolutamente libres.
Pongamos como ejemplo algunos colegios de zonas con fuerte nacionalismo vasco o catalán, con votantes, en realidad militantes abertzales e independentistas, pululando, vigilando e intimidando durante toda la jornada a los votantes alrededor de las mesas donde se eligen las papeletas.
Lo mismo pasa algunas localidades gallegas, aunque menos, y en lugres con presencia de antisistemas, como Vallecas, Madrid, donde vive Pablo Manuel Iglesias.
Hay libertad de voto, sí, pero libertad vigilada por esos agentes secretos voluntarios que parecen decirle al ciudadano “te conozco y veo que has cogido las papeletas equivocadas”…
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