La caída del PP en algunas comunidades autónomas e importantes ciudades, pero también la pérdida de peso relativo del PSOE, facilita que grandes administraciones giren hacia una izquierda más cercana al radical Frente Popular de la II República que a la socialdemocracia europea.
Han triunfado parcialmente los grupos de comunistas, anarquistas, antisistema y okupas que son la base principal, aunque sea con otros nombres, de Podemos.
Exigen “conquistar el cielo” y se aliarán con un PSOE famélico de poder que sólo tiene como brújula internacionalmente homologable a Felipe González, buen conocedor del SPD, y deseoso de repetir aquí su coalición con Merkel…
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