La madre de una joven, uno de los 127 españoles rescatados por el Ministerio de Exteriores tras el terremoto de Nepal del 25 de abril, ha escrito una carta a la prensa resaltando el orgullo que como española le produjo esa acción que resultó más eficaz e inmediata que la de otras naciones teóricamente más ricas y poderosas.
Diplomáticos, guardias civiles, policías, soldados, bomberos y aviones participaron en las acciones que devolvieron a los montañeros y turistas españoles, desperdigados en montañas a 8.000 kilómetros de España, en medio de 7.997 muertos entre los que podrían estar los seis asturianos desaparecidos.
Dice esa madre, Concepción de Andrés, que “cuando las cosas no funcionan como deben, enseguida nos arrogamos las protestas y nos dedicamos a escribir y criticar las actuaciones de los gobiernos o entidades particulares”.
Su orgullo por ser española contrasta con lo que habría ocurrido si, por ejemplo, los numerosos catalanes rescatados en Katmandú fueran ciudadanos del pequeño país que quiere montar Artur Mas…
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