Yo nadie dice con lenguaje épico que el pueblo español se yergue para aclamar al vencedor de la fiesta nacional, un torero al que podríamos encarnar en Manolete, por matar con arte y limpieza a seis astados hasta que uno acabó con él en 1947.
La fiesta nacional seguramente única es ahora el fútbol, un deporte inglés del que España fue campeona mundial, y el lenguaje épico se aplica a los futbolistas extranjeros, como el portugués Cristiano Ronaldo y el argentino Messi.
Y la antigua fiesta nacional agoniza, aparte de que ya la han prohibido en Cataluña, y en América en Ecuador.
El boxeo era otra práctica que entusiasmaba a las masas que no sólo admiraban la lucha del hombre contra un igual, sino también la historia de ambos, por lo general ascendidos…
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