Si observáramos los sentimientos colectivos de los españoles descubriríamos que entre todos destaca un autoodio suicida, al que en Cataluña y el País Vasco los nacionalistas le añaden el odio hacia los demás españoles.
Veríamos “una España enferma de autoodio”, cuyo “pecado original es la envidia”, aunque el “mayor de sus pecados es la mala educación”, lo cual lleva a pensar que “está por demostrar si pertenecemos a Europa”, como acaba de confesarle Félix de Azúa a Winston Manrique, periodista colombiano de la escuela de García Márquez.
En España nos quejamos del silencio de los intelectuales; pero claro que hay quienes nos iluminan, sólo que nosotros nos tapamos los ojos y concentramos nuestra rabia, que transformamos en odio, en esa ceguera de la que culpamos a los demás.
En un país medianamente culturizado el multipremiado filósofo, ensayista novelista, poeta y catedrático barcelonés Félix de Azúa sería un faro social como los Nuevos Filósofos en Francia, por ejemplo…
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