Con todos sus errores y la corrupción que anidó bajo su mandato como primer ministro, 1982-1996, Felipe González quedó para la historia de España como un modernizador social, renovador económico y reconstructor, con el Rey Juan Carlos, de una notable imagen internacional.
Uno de sus sucesores en el PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, primer ministro entre 2004 y 2012, hundió la influencia adquirida ante las naciones respetables y, tras sus fuegos artificiales anunciando riqueza y fiesta, dejó al país arruinado, desmoralizado y haciendo de bufón europeo.
Entre ambos hubo un secretario general, Joaquín Almunia, que sufrió un terrible fracaso ante José María Aznar en las elecciones generales de 2000 por aliarse con Izquierda Unida, regida por comunistas, cuando su electorado era socialdemócrata.
El mayor error de todos ellos –incluyendo aquí a Aznar, gobernante del PP entre 1996 y 2004–, pero especialmente de Zapatero, fue alimentar a los nacionalismos para saciar sin éxito…
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