Unos cien yihadistas con nacionalidad española, sólo unos pocos españoles de origen, combaten, queman vivos, crucifican, decapitan, torturan, esclavizan, a quienes caen en sus manos en Siria, Irak y Libia, donde se forman como terroristas, y de donde algunos vuelven para matar masivamente aquí.
Los dos grandes partidos hasta ahora, PP y PSOE, acaban de presentar un pacto contra el yihadismo, pero sin la demanda gubernamental inicial de privar de la nacionalidad a los islamistas que no son españoles de nacimiento.
El PP se plegó a la exigencia socialista de mantenerlos como españoles, por ese progresismo que sería contrario si los terroristas fueran cristianos, cuando, para demostrar ejemplaridad, se les privaría de todo derecho…
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