Todo político varón que espera gobernar debe tener como mascarón de proa al menos a una grupie, una mujer muy conocida que lo considere un gran personaje y que lo señale como objeto de deseo para las demás.
Carmen Lomana y algunas de sus amigas expertas en modas de la “jet set” televisiva son ese mascarón que se viste ahora al estilo Juan Carlos Monedero, un líder de Podemos de ética distraída y físico que mezcla a Lenin con Benito Pocino, el primer Mortadelo del cine.
Hay gente joven ahora que no se cree que en los años 1980 miles de grupies socialistas gritaban en los mítines de Felipe González, “¡Felipe, capullo, quiero un hijo tuyo!”.
Esa exaltación aparecía porque muchos políticos de ambos sexos que se acercan al poder multiplican sin saberlo sus feromonas, que excitan mental y sexualmente…
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