Entre los movimientos revolucionarios que reformarán la Europa fundada tras la II Guerra Mundial por cristianodemócratas y socialdemócratas, y que aceptaba todas las ideologías, incluso la comunista, aunque prohibía la nazi, hay uno con fuerza progresiva: el que exige enfrentarse al islam para “impedirle que conquiste el Continente”.
Sus impulsores afirman que el islam destruye la Ilustración y la democracia europeas, idea que apoyan un creciente número de votantes de partidos tradicionales, especialmente izquierdistas, y que se unen masivamente a quienes llamaban racistas y xenófobos.
En las próximas elecciones en países norte y centroeuropeos, como los libérrimos Noruega –con un islamófobo asesino de 77 socialdemócratas por “permisivos” con el islam–, Suecia, Dinamarca, Alemania, Bélgica, Holanda, Reino Unido y Francia, hay una revuelta creciente contra la tolerancia con ese islam político-religioso totalitario que impone la sharia, ley islámica, donde se asienta…
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