Hace muy pocos días llegó a Madrid el tren de Shanghai, que inició la línea terrestre de mercancías más larga del mundo, con 70 contenedores cargados de 1.200 toneladas de productos chinos.
Recorrió ocho países y unos 13.000 kilómetros en 21 días tras salir de Yiwu, centro industrial y logístico bajo la influencia de Shanghai, 300 kilómetros al sur.
Era un viaje de prueba. Posiblemente la línea se hará regular, por lo que cada convoy debería volver a China con las mismas 1.200 toneladas, pero de productos españoles.
El tren de Shanghai, aparte de un viejo-nuevo sistema de comunicación comercial, que competirá con barcos y aviones de ser rentable, insiste en el mensaje contemporáneo: los bienes útiles van y vienen…
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