Las televisiones muestran estos días a los 298 niños de un poblado chabolista en España que viven entre deposiciones, basura, ratas, serpientes y una violencia extrema, como denuncia la ONG Save de Children (SDCh), Salvemos a los niños.
Es “El Gallinero”, habitado por gitanos rumanos segregados y despreciados por españoles y norteafricanos del cercano poblado de “Las Barranquillas”, hipermercado de drogas (5.500 compradores diarios) a doce kilómetros de la Puerta del Sol madrileña.
Esas imágenes generan dolor, tristeza o sentido de culpabilidad. La visión de esos pobres niños hiere y queda clavada en el alma, y como el espacio de la narración es limitado…
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