Este domingo falleció un ultraviolento coruñés tras una pelea concertada entre doscientos forofos del Atlético de Madrid y el Deportivo de La/A Coruña en la que sus verdugos podrían haber sido los asesinados por él y sus amigos.
Lo hicieron porque sus clubes aceptan y protegen esas bandas de animadores violentos, que de vez en cuanto se matan siguiendo la fanática fe monoteísta de su equipo, un dios que les ordena la yihad contra sus rivales.
“Jimmy”, el fallecido coruñés de 43 años y padre de dos hijos, tenía cuentas pendientes con sus asesinos, pero también con la ley por malos tratos, violencia y venta de drogas. Un tipo ejemplar.
Debemos llamar “futbolatría” a la religión de esta chusma de delincuentes…
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