Cuando el protestante rey de Navarra Enrique III dijo en 1589 aquello de “París bien vale una misa”, que suponía convertirse al catolicismo para reinar en Francia, tenía 36 años, los mismos que ahora Pablo Manuel Iglesias Turrión, al que algunos medios informativos le atribuyen un súbito amor al catolicismo tras oír este martes un discurso del Papa Francisco en Estrasburgo.
“Fascinado”, “entusiasmado”, “entregado”, dicen que quedó Iglesias ante al Papa argentino Jorge Mario Bergoglio en el pleno del Parlamento Europeo, mientras los eurodiputados de IU se marchaban de la gran sala ostentosamente como muestra de desprecio al 266 obispo de Roma.
Todo lo que dijo el Papa, aparte de ser una muestra de su cristianismo y humanismo consecuente, fue aplaudido largamente al final por los eurodiputados.
Durante ese discurso verdaderamente franciscano de Francisco…
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