Buena parte de los españoles acepta caer en múltiples timos de la estampita que, tras triunfar en pequeños grupos, se amplifican en las televisiones y llegan así a esas masas que creen las asombrosas fantasías de los embaucadores.
La inocencia atrapa a todas las clases sociales, como ocurre en el caso del Pequeño Nicolás, que desde los dieciséis hasta los veinte años engañó a cambio de dinero a innumerables ricos y poderosos prometiéndoles favores de los políticos y hasta de la Casa Real que los harían más ricos y poderosos.
Una vez descubierto, el Pequeño Nicolás se ha convertido en una estrella mediática…
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