La astucia de la que presumía Artur Mas para librarse de un severo castigo judicial al convocar su pseudo-referéndum tenía poco secreto: sabía que la Junta de Fiscales catalanes harían todo lo posible para no acusarlo ante el Tribunal Superior de Justicia catalán al menos por desacato y malversación de fondos.
La posible querella contra el presidente de la Generalidad se discutió durante toda una semana y se discutirá aún este lunes entre los nueve miembros de esa Junta, que aunque dependen del Fiscal General del Estado y del Superior de Cataluña, varios pertenecen al entorno físico e ideológico del encausable.
Ahora es cuando influye negativamente en la justicia la cercanía, la familiaridad, la relación social o amistosa, y el agradecimiento por haber contribuido al nombramiento, junto con la ideología “patriótica”.
El paisanaje es una endogamia positiva entre quienes…
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