En los últimos días los españoles viven acontecimientos que muestran su carácter dado a evadir las responsabilidades personales y a derivar los propios errores más arriba en la escala laboral o política hasta señalar como responsable al Gobierno.
Son los casos de Teresa Romero, la auxiliar de enfermería contagiada de ébola por un error suyo que ocultó durante días mientras quizás iba contagiando gente o el del maquinista que el 24 de julio de 2013 estrelló su tren Alvia por un exceso de velocidad que produjo 79 muertos.
El primero se analiza públicamente entre discusiones sobre la idoneidad de los medios empleados para combatir el virus, cuando parece demostrado el fallo humano.
La ausencia o no de medios adecuados requiere otra discusión que trataremos mañana, diferente a la de Teresa…
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