En la política española actual falta quien repita la experiencia de Felipe González y Miguel Boyer de los tres primeros años, 1982-1985, quienes reformaron con valentía las anquilosadas estructuras económicas que heredaba el país desde el siglo XIX, una de cuyas enseñas era el proteccionismo a las industrias catalanas y vascas.
Acaba de morir Miguel Boyer y no todos los obituarios recuerdan que en tres años inició, en contra de los consejos de los Arriola de entonces, la liberalización de aquella economía dominada por unas estructuras tan anticuadas, proteccionistas y autárticas que habrían hundido el país al abrirse al exterior.
Esa voluntad modernizadora se debe a Boyer por abrir las mentes a la necesidad de la liberalización del comercio, la industria, los servicios o la banca, y a la creación de una fiscalidad moderna.
Y España no modernizó más, pese al ingreso a la actual UE en 1986, porque Felipe González se acobardó…
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