No hace falta ser Josep Plá para observar los apabullantes fastos permanentes de Artur Mas y la Generalidad, desfiles, homenajes, viajes, creación de embajadas y estructuras de gran Estado, para preguntarse como el sabio escritor ampurdanés al llegar a Nueva York y verla tan iluminada de noche como de día, “Y esto, ¿quién lo paga?”
Pues estos gastos imperiales, dignos de Napoleón, que dejarán síndrome de abstinencia tras el patrioterismo inyectado en vena, y ni una sola obra como las de los JJ.OO., la pagan los catalanes, pero también todos los españoles, como aquel espectáculo mundial de 1992.
Vista la situación de la Cataluña real, tapada por tanta fiesta patriótica de propaganda y autoengaño, la pregunta pertinente sería “Y esto, ¿a quién mata?”
La región española más rica del siglo XX, con enorme diferencia sobre las demás, incluyendo el degradado Madrid del franquismo…
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