El caso de la bruja Adelina, una anciana meiga gallega establecida en las montañas de Andorra que le hacía ensalmos a Jordi Pujol, ha provocado multitud de comentarios que ridiculizan al que fue presidente catalán 23 años, olvidando que estamos regidos por líderes así desde que existe el ser humano.
Rompiendo su secreto profesional Adelina cuenta que le pasaba huevos frescos por el lomo a Pujol y que se volvían negros porque absorbían los malos espíritus que llevaba dentro.
Quizás eran los de su codicia: Adelina tenía que pagarle 250 euros de comisión por cada cliente que le enviaba desde la Generalidad, la mitad de lo que ella cobraba por cada carísimo huevo que estropeaba.
Hay numerosos estudios sobre decisiones enfermizas tomadas por reyes, presidentes y jefes de gobierno estando enfermos.
Pero no grandes tratados sobre iguales acciones de tantos poderoso…
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