Durante la última semana aparecieron en periódicos de toda España doce noticias sobre ciudadanos víctimas de la estafa de la estampita, ocho mujeres y cuatro hombres; lo del sexo merece estudio aparte.
La policía detuvo enseguida a los siempre conocidos autores de los timos para dejarlos libres enseguida sin darles las gracias por su labor, que debería ser apreciada por toda la sociedad.
Porque los verdaderos timadores no son ellos, sino los que llamamos víctimas, cuya falta de honradez y simultanea indignidad les ha hecho caer en una trampa que denuncia su indecencia.
Una persona que ve a un pobre tonto jugar con billetes de alto valor a los que llama estampitas…
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