Los violadores y pederastas en serie e irrecuperables no deberían que vivir entre sus víctimas potenciales, por lo que convendría recomendarles que se suiciden.
Es una idea que acaba de exponer en la universidad de verano de San Sebastián Javier Urra, profesor de Psicología forense de la Complutense, que fue el primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, y consultor constante de todas las televisiones.
Urra reconoció que le recomendó el suicidio a alguno de esos pacientes, y aunque no reveló los resultados de cada caso, no se sabe si el Colegio de Psicólogos considera ética esta receta profesional.
Podría ser buena: los delincuentes se libran de la conciencia que les corroe, si la tienen, y las víctimas, incluyendo las potenciales, se libran de algunos de ellos. Todos salimos ganando…
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