Los italianos han conseguido que en los mercados internacionales crean que su prosciutto es tan bueno como el jamón serrano español, pero últimamente no pueden competir con el ibérico, ni tampoco con cualquier chorizo “Marca España”, admitido por los grandes gourmets como superior a sus competidores italianos y alemanes.
En chorizos como producto cárnico, y por tanto también humano, no hay nada como España, y si no, fíjese usted en Jordi Pujol, que acaba de reconocer su pertenencia a tan autóctono y rico embutido.
Cuando ocultó al menos cuatro millones de euros en paraísos fiscales él comenzaba a crear una Cataluña donde su ideología ha devenido en choriceo de independentistas.
Allí están sus patrióticos mujer e hijos, y las fugas de capital a Liechtenstein de la familia de Artur Mas y las de distintos miembros del otro componente de CiU, Unió, dirigido por el nebuloso Duran i Lleida…
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