Fragmentos de la crónica de un corresponsal extranjero sobre la crisis económica:
“El que tenía una profesión o un empleo echaba una firma, y en paz. Los bancos admitían toda suerte de boquillazos, y, al facilitar de este modo la compra de viviendas, la demanda aumentaba, y al aumentar la demanda los precios subían, y todos ganaban.
Y como ganaban, compraban viviendas más caras, y las viviendas volvían a subir, y las gentes volvían a ganar, y el globo se iba dilatando, y cuanto más se dilataba el globo, ascendía mucho más alto, y nadie pensaba en el reventón inevitable.
Esta es, en su primera parte la historia de la última catástrofe económica que ha ocurrido en España. Segunda parte: un botones del hotel que acaba de traerme hielo me ha dicho que tiene que apartar gran parte de su sueldo para cubrir su deuda. Los chicos de los ascensores están en el mismo caso, como el jefe de los limpiabotas y todos los demás”.
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