La amenaza separatista de Artur Mas, con la que simpatizan muchos catalanes con el cerebro lavado por la patriotería y el egoísmo económico, tiene respuesta constitucional y penal.
La primera, ordena imponer la voluntad del Estado, según el Art. 155, por el que se podrá obligar a la Comunidad Autónoma “al cumplimiento forzoso” de sus obligaciones o para la protección del interés general.
Como Artur Mas está negándose a cumplir la Constitución y las leyes que emanan de ella, quizás debería aplicársele ya el Código Penal, que considera su respuesta rebelión o sedición.
Como de momento su desobediencia es pacífica será reo del delito de sedición, Art. 544, previsto para “los que, sin estar comprendidos en el delito de rebelión, se alcen pública y tumultuariamente para impedir…
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