Durante el funeral de Estado del 31 de marzo por el primer ministro de la democracia, Adolfo Suárez, el cardenal Rouco Varela recordó en su homilía que había evitado “hechos y actitudes que causaron la Guerra Civil, y que la pueden volver a causar”.
Esas quince palabras provocaron convulsión y rechazo en todas las fuerzas políticas, con excepción del PP. Todas lo condenaron por tratar asuntos políticos. No debería haberlo hecho, pero ello no impide reflexionar sobre su advertencia.
En aquellos días la Assemblea Nacional Catalana (ANC), organización popular que de momento tiene 51.000 socios que influyen decisivamente en la Generalidad, preparaba su programa definitivo para imponer el referéndum separatista el próximo 9 de noviembre y proclamar la independencia el 23 de abril de 2015.
Y aprobaba definitivamente este último sábado la toma del control “se oponga quien se oponga” de puertos, aeropuertos, fronteras, policía y medios de comunicación públicos…
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