Que no extrañe que el Parlamento Gallego haya rechazado unirse a los comunicados que las democracias emiten anualmente a invitación de la ONU en recuerdo del Holocausto judío para que nunca más se produzca el exterminio de millones de seres de una “raza inferior”.
Una declaración así necesita la unanimidad de las fuerzas políticas y en Galicia no se logró porque la Alternativa Galega de Esquerdas (AGE), de Xosé Manuel Beiras, e Izquierda Unida, alegaron que sólo apoyaba el imperialismo sionista contra el pueblo palestino, justificación que aprovechan las ultraizquierdas y ultraderechas para expresar su antisemitismo.
Lo que podría mover a AGE y a otros extremistas gallegos es que se creen celtas, una raza superior, y que se amparan en el apoyo a los palestinos, a los que desprecian –Santiago era el centro espiritual de la Reconquista–, para expresar su odio a la “raza inferior” judía.
Todo nace del cultivo del celtismo étnico, el romántico origen celta…
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