Despidos fáciles y baratos, minijobs o minitrabajos, cobrar un euro por hora trabajada y pérdida lenta de los derechos adquiridos durante décadas: en el mundo capitalista vamos hacia una subproletarización de la que sólo se salvarán los más brillantes y creativos.
Podríamos decir que el mundo comunista está venciéndonos, como anunciaba Marx, al devolvernos a un lumpenproletariat como el de la mayoría de los asiáticos, en especial los chinos, que inundan occidente con productos baratos que hacen muy caros los que producimos aquí.
La respuesta occidental, si no se basa en la innovación permanente, es igualar los salarios a los asiáticos para poder competir contra el método asiático de trabajo, en el que hasta se explota a los niños.
En Alemania el paro es tan sólo del 6,7 por ciento, pero en buena parte gracias a que…
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