Los que odian tanto que festejaron la muerte de Fraga Iribarne bebiendo cava por plazas y calles, especialmente de Barcelona, aunque son pocos hacen un enorme ruido que los medios informativos amplificamos hasta el infinito.
Cuando las televisiones los exhiben cantando, bailando y emborrachándose entre signos de la patria autonómica que demandan independiente o del comunismo que quieren imponer, a cualquier observador descubre con estupor que son necrófilos, como las hienas.
Pero como las televisiones muestran a estos odiantes sin hacer el más mínimo análisis, sobre quiénes son o qué significa su alegría en una sociedad sana y libre, a primera vista podría parecer que representan el sentir general.
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