El dirigente de la Junta andaluza que presuntamente desfalcó buena parte de unos 700 millones de euros de los ERE, ahora acusado de regalarle a su chófer 900.000 euros, también para comprar cocaína para ambos, es un ejemplo más de la habitual corrupción española.
Podredumbre propiciada porque España es uno de los países avanzados más opacos en las cuentas públicas, lo que propicia la inmoralidad de sus administradores.
Si se le da nota diez al país más transparente del mundo y cero al más oscuro aparecen Nueva Zelanda, Finlandia, Dinamarca y Suecia calificados entre el 9,5 y el 9,3, lo que demuestra su honradez, mientras que encontramos a Somalia y Corea del Norte con la nota de 1, o Afganistán, 1,5.
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