Este verano quizás lo haya detectado usted en Cataluña o en zonas donde pasaban sus vacaciones familias catalanas: en numerosos casos sus niños sufrían tratando de hablar en castellano con otros niños con los que querían jugar.
Aunque ya de adultos consigan mayor fluidez con el idioma de 500 ó 600 millones de seres, mantendrán limitaciones para expresarse con corrección léxica y ortográfica que demuestren el dominio del idioma llamado mundialmente español.
La enseñanza impuesta exclusivamente en catalán por el nacionalismo y el socialismo –no a los hijos de sus líderes– limitará enormemente su desarrollo personal fuera de Cataluña, un territorio que sólo es el 6,3 por ciento de la superficie de España, y cabeza de alfiler en el mundo de su expansión histórico-comercial, el hispanohablante.
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