Esos enormes coches de tracción cuatro por cuatro (4×4) hechos para selvas y montañas, llegaron a España como imitación del cine estadounidense durante el boom inmobiliario, cuando los predadores financieros exhibían olímpica virilidad porque sobre ellos eran más “citius, altius, fortis” que los demás.
Sugerían que poseían cotos de caza lejos de la urbe y afán aventurero, aunque casi todos vivían en pisos, o como mucho en chalés adosados, con garaje donde no caben esas bestias de enecientos caballos.
En el torrente de vehículos por las ciudades, allá iban esos machos Alfa medio metro por encima de los demás provocando tal envidia en los otros machos que nació una pugna general por exhibir iguales escrotos.
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