Crónicas Bárbaras

Manuel Molares do Val

Ciberguerra atómica

El ataque de Israel con el virus informático Stuxnet contra los ordenadores del programa nuclear iraní es un suceso militar equivalente a la aparición de la flecha, el cañón, el radar, o cualquier arma terriblemente destructiva, aunque por primera vez no cruenta.

La noticia señala nuestra fragilidad en este mundo regido por computadoras. Y que ha obtenido muy poca atención quizás porque es difícil creer que un misil digital pueda resultar más dañino que miles de misiles de guerra real.

Israel ha saboteado el presuntamente agresivo programa atómico de Mahmud Ahmadinejad implantando el virus en un USB que contagió a los 30.000 computadores del sistema científico-nuclear de los ayatolás.

Cuando a finales de agosto se creía que Israel iba a lanzar sus cazabombarderos contra el reactor nuclear iraní de Bushehr, se produjo este ataque devastador contra los sistemas que dirigen la elaboración de la bomba atómica.

El Stuxnet rebasó todos los antivirus preparados por iraníes, rusos e incluso por grandes empresas occidentales que colaboran secretamente con los ayatolás: recuérdese que los científicos israelíes participan en la creación de los sistemas militares estadounidenses más avanzados, y cooperan con Apple, Microsoft, Sun y otros en la elaboración de sus programas comerciales.

Quien primero aplaudió este ataque fue Arabia Saudita, temerosa del sueño imperialismo persa de recrear conquistas como las de Ciro o Darío, hace unos 2600 años.

Hagamos balance: Stuxnet ha evitado de momento los muertos inevitables en un ataque armado contra las instalaciones atómicas iraníes, pero imaginemos también el virus actuando en nuestras fábricas, máquinas, transporte, programas alimentarios de ganado o cultivos agrícolas.

El Hambre. El Caos. La anarquía mundial que nos devolvería a la preindustrialización. Recordemos que hoy todo depende de los ordenadores, imprescindibles incluso para dialogar fuera del alcance de nuestros propios gritos

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Autor

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

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