Este año no asistió ni la mitad de las 25.000 personas habituales, mineros y familiares, a la fiesta de la UGT en Rodiezmo, León pisando Asturias, quizás porque Rodríguez Zapatero no iba como desde 2004, pero también porque la minería española del carbón agoniza, aunque crece en otros países.

Véase China, por ejemplo. Como recoge en su página CO2 el geógrafo, climatólogo y catedrático de la universidad del País Vasco, Antón Uriarte, en 2009 arrojó a la atmósfera 8.000 millones de toneladas de ese CO2 tan vilipendiado, pero que es el gran fertilizante de la naturaleza.

EE.UU. emitía ese año 5.500 millones, la India unos 1.700. Alemania, 1.000 millones, pero en 2010 está consumiendo ya el 11 por ciento más de carbón que en 2009.

España genera alrededor de 400 millones y debe abonar 15 euros por tonelada que supere los límites del Protocolo de Kioto, mientras China, produciendo cada día más CO2, no paga nada.

El carbón español estuvo subvencionado desde el franquismo, cuando llegó a tener 59.000 mineros. Quedan unos 6.000 que dejarán de serlo porque en 2014 terminarán todas las ayudas a este carbón, de no muy alto valor calorífico.

Mientras, el de buena calidad, que sigue siendo abundante y barato, vuelve a ser importante en la producción de energía en países como China, EE.UU., Rusia, India o Alemania.

Alemania, además de incrementar el consumo de carbón, acaba de alargarle doce años la vida a sus centrales nucleares.

Así que en España acabaremos sin el carbón propio que producen los compañeros de Rodiezmo, dada su carestía y baja calidad, y sin el barato importado que le disgusta al Gobierno, que también rechaza la energía nuclear: espera que vivamos del aire, con molinillos quijotescos.

Otros se enriquecen, España se empobrece.