Crónicas Bárbaras

Manuel Molares do Val

Turismo suicida

Nadie le impide a usted irse de vacaciones al Kabul Golf Club, de nueve hoyos y muchos agujeros más producidos por las bombas de la guerra de Afganistán.

También puede hacer esquí en Gulmarg, en Cachemira, donde quizás le peguen un tiro. O puede ir a un “Narcotour” en El Cid, Mazatlán, en México, donde podrían encontrarlo sin miembros y acribillado a tiros.

La revista internacional Foreing Policy acaba de publicar una lista con siete lugares turísticos así para personas que desean vivir emociones fuertes que, naturalmente, pueden resultar letales.

Como lo fue la de los cuatro jóvenes españoles que se ahogaron en un desbordado y excepcionalmente peligroso el río Gallinas, en México, después de que las autoridades les advirtieron que estaba prohibido pasarlo.

Los supervivientes alegan ahora que un barquero les aseguró que no había problema alguno. Pero en televisión se vio la violencia del rio, que era suicida retarlo cuando ellos trataron de hacerlo.

Cuatro jóvenes muertos por esa loca aventura y el barquero en la cárcel, seguramente por poco tiempo: cualquier juez sabe lo fácil que es convencer a un pobre mexicano para cobrar unos dólares extra de unos turistas algo atolondrados.

Por supuesta solidaridad, con oenegés que prometen aventuras atractivas mezcladas con actividades aparentemente humanitarias, muchos exploradores van a lugares peligrosos sabiendo que pueden sufrir secuestros y muertes.

Su conducta es como la de esas decenas de jóvenes algo bebidos que cruzaron recientemente las vías del tren en Castelldefels para llegar antes a la fiesta de San Juan. Trece muertos y bastantes mutilados.

Los supervivientes querían culpar a la Renfe, seguramente los heridos en el Kabul Golf Club a Bush-Aznar, pero quien paga los gastos derivados de estas vacaciones suicidas somos nosotros con nuestros impuestos.

Deberíamos pasarles la factura, como en algunos lugares están haciendo con los montañeros.a los que deben dedicárseles ingentes medios para salvarlos de alguna locura, mientras caracen de ayuda las gentes realmente necesitadas y prudentes.

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Autor

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

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