Crónicas Bárbaras

Manuel Molares do Val

Fiesta nacional

Los toros no son la fiesta nacional. Incluso son menos fiesta nacional que el fútbol, que es inglés, o que el botellón, cuyos participantes llenarían muchas veces todas las plazas españolas los fines de semana.

Los toros no son la fiesta nacional como tampoco lo son las procesiones de Semana Santa, ni las tertulias que el historiador Gabriel Jackson recuerda ahora en EE.UU. como lo más característico de España tras dos décadas viviendo aquí.

Los toros son solamente una parte más de la cultura popular española, como las procesiones, las tertulias, la mezcla de amabilidad y mala educación, el flamenco, la tortilla, la paella, las tapas, la guitarra, las gaitas o las tamborradas.

La barretina, una variedad de montera como las que hay por toda España, es tan española como el sombrero cordobés, aunque no le guste ni a los secesionistas catalanes ni a quienes creen que un español debe identificarse con ese fieltro señoritil.

Uno de aquellos intelectuales, académicos y poetas que fundaron la Falange, Eugenio Montes, creó el término “españolear”, que es exhibir como montera mundo adelante los tópicos españoles: patriotería de poetas que, metidos en política, se vuelven cursis y totalitarios.

Aunque Montes era orensano y llegó a escribir en gallego, fue el gran propagandista del “alma española” de mantilla, misal y espada, tan detestada por quienes no comparten la obligación de amar el toreo ni, obviamente, al Caudillo.

Aunque ese sustrato cultural que multiplicaron Montes y demás intelectuales del régimen venía de antiguo, del casticismo, tantas veces reaccionario.

Pero prohibir por ley todo españoleo, como se ha hecho con los toros en Cataluña, que estaban muriéndose lentamente, es el signo más característico y peligroso del casticismo más españolero: la proscripción y persecución del pecado y de las malas costumbres

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Autor

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

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