Crónicas Bárbaras

Manuel Molares do Val

Couso, otra vez

La Justicia española ha ordenado detener a los tanquistas estadounidenses que en 2003 mataron al cámara con contrato-basura de Telecinco José Couso durante la toma de Bagdad, al disparar a un hotel con periodistas, pero también con francotiradores o al menos con lo que podían ser observadores de Saddam Hussein para dirigir disparos contra los americanos.

Con igual motivo algún juez de Kabul podría ordenar la detención de los soldados españoles que ya han matado a inocentes afganos, aunque el camara fue voluntariamente a Irak y los afganos se encuentran en guerra sin quererlo.

Y este cronista quizás debería pedirle a la Justicia que persiga a los que lanzaban bombas en distintas guerras de las que informó, cuyas explosiones le han robado casi el sesenta por ciento de su audición.

O a la vietnamita que disparó a un coche bien identificado como “Prensa”, y que al matar al chófer provocó un accidente que le destrozó la columna vertebral, dolorosa lesión de la que se resiente frecuentemente, pese a la cirugía.

Miles de periodistas acabaron sin problemas, o como el cronista, o como Couso, al que mataron creyendo que su cámara podía ser un arma como las que les disparaban desde todas partes: las grabaciones de los diálogos entre los tanquistas antes del disparo mortal demuestran su temor, y son públicas.

Quien va a una guerra sabe que puede terminar herido o muerto. Una justicia inteligente ordenaría la captura de los directivos de Telecinco por enviar al cámara a la invasión de Irak con un contrato-miseria eventual y sin seguro alguno.

Al contrario que Julio Anguita, hijo del exdirigente comunista, muerto por un misil iraquí cuando informaba como periodista acompañando a soldados americanos: su familia fue debidamente indemnizada porque tenía un contrato de trabajo adecuado.

Debería procesarse también a los periodistas que por erróneo compañerismo o para no enemistarse con una empresa que puede darles trabajo, mienten al negar que en la zona del hotel hubiera francotiradores.

Créalo: detrás del caso Couso están una justicia ingenua, desconocedora del periodismo de guerra, la busqueda de indemnizaciones yanquis, y el ¡No a la guerra! contra Bush, Blair y, sobre todo, Aznar y el PP, que apoyaron la invasión de Irak.

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Autor

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

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