Crónicas Bárbaras

Manuel Molares do Val

Imperial-Nacionalismo

Es tal el cansancio que provoca escuchar las continuas exigencias de los nacionalismos autonómicos que muchos españoles apoyan ya la independencia de Cataluña.

Creen que son ya demasiadas décadas de quejas, reivindicaciones y chantajes. “¡Vale, que se vayan y nos dejen en paz”, dicen con irritación creciente.

Son gentes que se alegraron del triunfo de la Selección Española de fútbol, plagada de catalanes, sí, pero también de imprescindibles héroes madrileños, asturianos, andaluces y un genial manchego: su unidad y el seleccionador salmantino hicieron el milagro.

La ruptura, pues, no sólo demolería éxitos históricos de una nación, de un bloque nacional como el que simboliza ese equipo. La secesión de una parte de España crearía terribles problemas porque posiblemente traería sangre, dolor y lágrimas.

Y no sólo a la mayoría de los catalanes –y vascos, y gallegos—que se consideran también españoles, o incluso más españoles que de la nueva nación: la ruptura la sufrirían, sobre todo, las autonomías vecinas sobre las que los nacionalistas mantienen reivindicaciones, porque una nación que nace es un bebé que crece hasta ser adulto.

Los nacionalistas más radicales dominarían la nueva nación y reinventarían sueños, mitos y leyendas sobre un grandioso pasado imperial que hay que recuperar: nacería el culto a las guerras e invasiones.

Aún sin Estado ni fuerzas armadas ya exigen anexionarse territorios vecinos –los catalanes quieren absorber Valencia y Baleares y parte de Aragón y Francia–, deseo que llevaría a sus vanguardias patrióticas a guerras y terrorismo.

Quien pretende equiparar la agresividad latente de estos independentistas al nacionalismo español olvida que España es una entidad adulta que no reclama ningún otro territorio, al contrario que todos los creadores de nuevos estados.

Y recuérdese que España, incluyendo la de los independentistas, tiene otro problema: conservar su actual espacio, reivindicado como suyo y de Alá por vencidos en la Reconquista.

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Autor

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

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