Crónicas Bárbaras

Manuel Molares do Val

Españolistas

La única marca comercial que durante el Mundial de fútbol proclama a gritos “El orgullo de ser española” es Cruzcampo, la cerveza propiedad de Heineken, gran multinacional de Holanda, el último rival para alcanzar el campeonato.

El principal fabricante de banderas españolas que invaden el país es un inmigrante uruguayo establecido en las afueras de Madrid.

Y quienes venden la mayoría de esas enseñas que han eclosionado por todo todas partes con excepción de las zonas más pequeñonacionalistas de Cataluña y el País Vasco, son chinos, que ofrecen también toda suerte de iconos patrióticos: gafas, pinturas, gorros, pelucas.

Igual que en Suráfrica han descubierto el insoportable negocio de las vuvuzelas, los chinos, grandes comerciantes, ya saben cuándo y cómo vender los símbolos patrióticos y patrioteros de cualquier comunidad.

Como enseña la antropología, las justas tribales crean los valores que conducen al patriotismo. Aparecen unas fronteras físicas y culturales, y se defienden en acciones escalonadas, empezando por las verbales y concluyendo con la guerra.

España como nación, “un término discutido y discutible” según Rodríguez Z., está descubriendo sin justas violentas, gracias al fútbol, una relación afectiva y cultural entre sus ciudadanos mayor que la que se esperaba.

En la corriente social principal, al margen de algunos excesos de patriotería, han nacido un profundo sentido de comunidad y unas emociones compartidas que hace poco avergonzaban o se detestaban porque recordaban los excesos patrióticos franquistas, identificados con el fascismo.

Unir a unos españoles de todos los orígenes en un esfuerzo común para vencer temibles rivales, auque sólo sea futbolísticos, crea una coherencia comunitaria que hiere a los nacionalismos más pequeños.

Y reaparece la Nación, ajena al desleal concepto zapateril, ayudada por unos jóvenes que dan patadas, una cerveza holandesa, las banderas del uruguayo y los chinos del todo a cien.

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Autor

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

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