De vivir ahora Obelix vería a los socialistas españoles como a los romanos “Ils sont fous ces romains”, “Están locos estos socialistas”, porque siendo gemelos bivitelinos, los catalanes miran a la luna y dicen que es el sol y los demás al sol y dicen que es la luna.

Observe usted a Montilla, el andaluz presidente socialista de Cataluña, que ve en la sentencia del Constitucional sobre el Estatuto autonómico un desastre y un triunfo del reaccionario PP, y sus bivitelinos que gobiernan España, que ven un desastre para el PP y un triunfo para el socialismo.

Unas trivitelinas, las señoras De la Vega, Pajín y Bibitelina Aido, dan alegres saltitos, y los amontillados convocan una gran manifestación de protesta por lo que ven su fracaso.

Ninguno culpa del recorte parcial del Estatuto a su redacción inconstitucional, sino a quien denunció esa inconstitucionalidad.

Pero no fue sólo el PP, sino también, entre otros, un histórico socialista, el Defensor del Pueblo, y la Comunidad aragonesa, gobernada por socialistas.

El “Ils sont fous ces socialists” se demostró cuando Rodríguez Z. le prometió a a Pasqual Maragall aprobar cualquier Estatuto catalán que propusiera, y este iluminado montó una Nación cuasi-independiente.

No era sólo el idioma exclusivo el catalán, sino su propia justicia, sus instituciones estatales al margen de las españolas, y su derecho a tratar económica y políticamente de tú a tú al Estado, y a manipular a su gusto a las demás Comunidades Autónomas.

La locura de la invitación de Z. se recortó algo en el Parlamento y, cuatro años después, un poco más, tampoco demasiado y mucho menos de lo que querían PP, Defensor y Aragón, con la sentencia del Constitucional.

Llegados aquí, y conociendo esta historia, Obelix hubiera precisado “Rodríguez Z. c’est fou, c’est-â-dire, ejjtá-pirao».