No se qué vamos a hacer, Presidente Zapatero. Barack Obama nos ha traicionado. Se ha entregado a las compañías petrolíferas empujado por la derecha española más cercana a Aznar, como si ya no creyera en el calentamiento global.
Que Gabriel Calzada, profesor de la universidad Rey Juan Carlos y presidente del liberal Instituto Juan de Mariana, haya convencido a Obama de que necesita más energía nuclear y fósil, y que además las renovables son caras y destruyen puestos de trabajo, es una doble traición, la del español y la del amigo yanqui.
Que lo sepas: Obama es el típico estadounidense que sólo piensa en lo suyo y traiciona a quienes creíamos que cambiaría el mundo.
Ejemplo: sus soldados abandonarán Irak después de la fecha que ya había anunciado George W. Bush; además, ha incrementado las tropas en Afganistán y nos exige mayor ayuda combatiente. Ni siquiera ha cerrado Guantánamo.
Ahora se lanza a construir plantas nucleares y a explotar el norte de su país con pozos petrolíferos.Ni Bush se había atrevido a salir del Golfo de México, única área marítima autorizada.
También explotará Alaska, como quería Sarah Palin, la exgobernadora y derrotada aspirante a vicepresidente, al grito de “Drill, drill, drill!”.
Aquél “¡Perfora, perfora, perfora!” de los republicanos le dio muchos votos a Obama, que garantizaba que no haría un pozo petrolero más porque todo sería renovable como hacía Zapatero en España.
Y entonces llegó Calzada, cercano a FAES, la Fundación de Aznar. Lo invitaron al Congreso, en Washington, y presentó su estudio sobre costes económicos y laborales de las renovables.
Ahora Obama quiere producir unos mil millones de barriles anuales, equivalentes a los que importa de Arabia Saudita y Venezuela.
A Calzada podemos acosarlo, pero, Presidente, ¿qué hacemos con el ingrato traidor americano?