César Alierta, presidente de Telefónica, quiere cobrarle a Google el uso que sus clientes hacen del buscador, cuando a su compañía se le contrata la transmisión de datos, no lo que se hace con ellos.
Y puestos a succionar a Google, y de rebote al internauta que al final es el que paga, la SGAE, sociedad privada de supuestos autores y editores que cobra por cada aparato electrónico con memoria que se compra aunque no tenga nada que ver con sus insufribles socios, exige recaudar parte de lo que reciba Telefónica.
Aquí sólo hay parásitos que reclaman explorar a quienes pagan internet y a los verdaderos creadores de tecnología, como los buscadores.
Señores Page y Brin, fundadores de Google: los internautas, la humanidad, les pedimos que se enfrenten a estos chantajes vampirescos.
Ustedes son los primeros amenazados por las sanguijuelas que enseguida asaltarán toda la red, pero si ustedes se dejan agredir, terminarán cobrándole al diccionario de la Academia, a las enciclopedias, los periódicos o a cualquier institución útil con igual razonamiento que a ustedes.
Ataquen contra esta manada de tiburones y sus rémoras modelo SGAE. Inventen algún sistema que le permita al internauta acceder a internet sin intermediarios, por satélites o con señales de humo. Lo que sea.
Además, eviten los gobiernos reguladores, que en internet sólo deben existir para perseguir a delincuentes muy concretos: estafadores y pederastas, por ejemplo.
Ustedes nos facilitaron más que nadie el acceso al conocimiento. Ayúdennos ahora a obtener mayores libertades.
Y aunque también son tiburones, está claro, serán un peligro menor porque en su país, EE.UU., siempre tendrán competidores con mejor genio e ingenio que estas telefónicas físicas y SGAE sanguijuelas.
Tan chupasangres, que Telefónica sirve un ADSL nueve veces peor que el común existente en EE.UU. en relación calidad-precio.