Desde hace treinta años las televisiones reponen incansablemente una parodia de las películas de catástrofes, una comedia ya clásica, Airplane!, “Aterriza como puedas”, que es lo que trata de hacer España en este momento.

La disparatada trama va de un avión tripulado por unos lunáticos intoxicados que llevan unos pasajeros chiflados haciendo gansadas en medio de un temporal.

Las decisiones de los pilotos en situación de crisis y las deliberaciones de los Consejos de Ministros deberían ser secretas, pero como Rodríguez Zapatero es el primero que rompe el silencio, muchos españoles saben que esas reuniones son verdaderos “Aterriza como puedas”.

Los ministros, cuando son nuevos, llevan papeles con sesudos análisis y propuestas entusiastas, pero enseguida descubren que no sirven para nada: el líder no necesita que le den ideas.

Porque Z. gobierna según los golpes de inspiración que recibe, unos previsibles, siguiendo el «Manual del perfecto idiota latinoamericano», de Mendoza, Montaner y A. Vargas Llosa, y otros arrebatados, como las iluminaciones divinas que reciben Mahmoud Ahmadinejad y Hugo Chávez.

En esta situación, cuando Z. empezaba su primer mandato y el dinero “nos sale por las ventanas”, como decía, el superministro económico Pedro Solbes, de natural apacible, no se enfadaba demasiado.

Luego, cuando se vaciaron las arcas y hubo que pedir masivamente dinero prestado en los mercados internacionales, Solbes huyó y de él nunca más se supo. Debió tirarse en paracaídas.

Ahora, en los Consejos de Ministros no hay ni papeles. Bueno, uno, con una lista, a la izquierda: desempleo, deuda, pensiones sin dinero, no se vende nada, qué ruina, aterriza como puedas.

A la derecha del folio sólo hay una indicación: A ver qué ideas chiripitifláuticas trae el PP para echarnos unas risas, dice.

Y en esas estamos.